Hace tres años, los ciudadanos nos dieron la confianza para ser su voz en las decisiones que se tomaron en este Poder Legislativo.

Hoy no vengo a hablar de logros, porque durante este tiempo aprendí que aunque los haya, siguen siendo más los pendientes que hay que atender.

Y que no me corresponde a mi juzgar los resultados, sino a los propios ciudadanos.

En este tiempo también, nos hemos dado cuenta también que nos quedamos cortos cuando dijimos que era “momento de escuchar más, para equivocarnos menos” y es que después de recorrer delegación por delegación, calle por calle, casa por casa, estos 3 años, no era solo escuchar, era también sentir.

Un sentir, que con el paso del tiempo se ha ido desgastando, los adultos dejaron de creer y los niños y las niñas dejaron de soñar. Hoy todos quieren ser una Doctora que salven vidas, abogados respetables, arquitectos que toquen el cielo, un héroe policía o un amigo bombero. Pero ya nadie sueña con ser diputada o gobernador, mucho menos presidente.

Simplemente porque los intereses personales se sobrepusieron a los sociales y el desagrado a los políticos creció, y creció a tal manera, que es difícil hablar de política en una comida familiar o una reunión entre amigos.

Pero no todo está perdido, las ventajas de hacer equipo con la gente que aún cree, nos dio como resultado la posibilidad de volver a conectar.

Poder conectar con la gente de nuestras comunidades y colonias quienes por la mañana nos recibían con un café de olla y un pan caliente que te hace recordar lo mejor de nosotros, o por la tarde un elote, que te hace recordar lo buena que puede ser la vida.

No digamos de recorrer nuestros mercados, donde se viven los aromas de nuestra gastronomía y los colores de México. Que decir de las posadas organizadas por los vecinos en los parques de Cerrito Colorado para que nuestros niños sigan disfrutando de nuestras tradiciones.

O nuestra nueva cultura de arte urbano en las calles de El Tintero, donde vemos a los jóvenes expresarse libremente en un ambiente de cooperación entre vecinos y nuevas modas.

Reconocer a nuestra gente arraigada que antes de ver por un bienestar propio, ven por su gente, su comunidad o colonia.

Nos llevó a enfocar nuestros esfuerzos en fortalecer una democracia participativa para volver a los orígenes ascendentes del poder, recuperar nuestra razón de ser, representar el sentido común y estrechar relación con los ciudadanos.

En estos 1 mil 022 días nos hemos levantado con la firme convicción de hacer las cosas distintas y hemos puesto cuerpo, alma y corazón, sobretodo mucho corazón para estar a la altura de las expectativas de la gente.

Estamos ciertos que seguramente nos hemos equivocado en el camino, pero nunca, nunca fue con la intención de fallarles.

El objetivo siempre fue claro, hacer las cosas de una manera distinta que les permita hoy a los ciudadanos confiar y empoderar su decisión de elegir.

Los ciudadanos han enviado un mensaje, fuerte, claro y contundente de lo que quieren y esperan de nosotros. Y solo aquellos que tengan la capacidad de reinventarse acorde a sus demandas, tendrán la oportunidad de servirles.

Me estimula vivir este momento de nuestro país, porque a pesar de que los resultados fueran a favor o no de aquellos con los que encontramos coincidencias, estoy convencida que son muchas más las cosas buenas que nos deja la lección de esta elección.

Hay que recordar que la democracia no requiere de uniformidad, aquí mismo en este recinto, grandes hombres discutieron y batallaron pero eventualmente se pusieron de acuerdo, y esperarían que nosotros también lo hiciéramos. Ellos sabían que en la democracia se requiere de un sentido básico de responsabilidad y solidaridad. Se requiere tener claro que pese a nuestras diferencias, todos estamos juntos en esto. Y retrocedemos o avanzamos juntos.

Veo con mucho agrado que hoy los y las mexicanas recuperan la confianza en su poder de decisión. Veo que esta elección rompió esa fuerte barrera de la apatía y del desinterés. Que nos obliga a los partidos políticos a hacer una profunda autocrítica y reflexión, porque hace mucho ya, que dejamos de ser verdaderos representantes de la sociedad.

Nos obliga a reinventar nuevos canales de comunicación con los ciudadanos, pero no solamente los canales, también nos obliga a encontrar una nueva forma de hablarnos y sobretodo de entendernos con la gente.

Estoy convencida que en este momento que vive el país todos nosotros al margen de los partidos políticos debemos asumir el reto de reconstruir nuestras instituciones democráticas.

Ante la poca confianza y credibilidad que tienen hoy los ciudadanos en nuestras instituciones, debemos reducir el efecto corrosivo que tiene el dinero en la política e insistir en los principios de transparencia y ética en el servicio público.

Pero nada de esto sucederá solo, todo esto depende de la participación de los ciudadanos. Yo quiero hacer un llamado, a que esta fuerza ciudadana que vimos el pasado 1 de julio no se quede ahí, sino que vayamos por más. Nuestro futuro pasa porque cada uno de nosotros comprendamos la responsabilidad de ser un buen ciudadano.

A mis 24 compañeros presentes y a los que por distintas circunstancias ya no lo están, gracias, porque de cada uno de ustedes hemos tenido la oportunidad de aprender. Con cada una de las fuerzas políticas de esta Legislatura a pesar de nuestras diferencias pudimos construir anteponiendo a Querétaro. Les agradezco su altura de miras, su visión y su disposición.

Llevaremos en la memoria grandes experiencias y mucho aprendizaje. Son muchos más los motivos que nos unen que aquellos que nos separan.

Agradezco también la voluntad permanente del Poder Ejecutivo del Estado y del Poder Judicial para hacer equipo por Querétaro.

Este, es el momento para decir, gracias.

Gracias a los ciudadanos que de una u otra manera se involucraron.

Gracias, a esa sociedad civil fuerte y pujante que fue pieza angular de nuestro trabajo.

Gracias a los medios de comunicación, que con responsabilidad mantienen a las y los queretanos bien informados.

Gracias, al equipo. A esos extraordinarios seres humanos que dejaron todo en cada uno de estos días, que creyeron y apostaron por hacer las cosas diferentes, por encontrar una nueva forma de hacer política. Ustedes me han hecho sentir muy orgullosa, y hoy pueden sentir la satisfacción del deber cumplido. En lo personal, gracias por confiar y por caminar a mi lado.

Gracias, a mi familia. Que con su amor, compresión y paciencia son y siempre serán la estructura de mí ser.

Hoy soy una persona distinta a la que inició, aquí he aprendido que el verdadero cambio viene cuando se involucra la gente y se une.

Tenemos el reto de dignificar el quehacer del servicio público y la política. Lo lograremos solo si la política refleja la decencia inherente de nuestra gente. Hoy todos estamos llamados al margen de la filiación partidista o de intereses particulares a restablecer ese sentido de propósito común que tanto necesita nuestro país.

“No deshonra a un hombre equivocarse. Lo que deshonra es la perseverancia en el error”.

Benito Juárez.

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