En la sede del Poder Legislativo, la presidenta de la Comisión de Igualdad de Género, Grupos Vulnerables y Discriminados, diputada Atalí Sofía Rangel Ortiz en coordinación con la Asociación Sociedad Civil Incidiendo llevaron a cabo el Foro “Participación de la Sociedad en la Prevención y Solución de la Violencia”.

La legisladora dio a conocer que con este evento se da continuidad a los 16 días de activismo contra la violencia de género, posteriores al 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer; dijo que este es un espacio de reflexión, donde se confluencia la participación y se generan propuestas de colaboración entre gobierno y sociedad, por lo que todas las contribuciones para erradicar y prevenir la violencia de género como una de las máximas prioridades de la agenda pública son bienvenidas. Expresó que esta Legislatura demuestra su compromiso institucional para abordar su erradicación, esperando que esta reunión marque el inicio de un nuevo acuerdo, de un compromiso de difusión, respaldo y fortalecimiento de los esfuerzos de las organizaciones y asociaciones, como un mecanismo de articulación que garanticen los derechos humanos y la igualdad de las mujeres, generando una ruta de trabajo que incluya una Agenda Legislativa con perspectiva de género.

En su intervención, la diputada Atalí informó que a las mujeres que mayormente afecta la violencia, la pobreza y la marginación, son las que viven en un medio rural y en el campo, ya que el limitado acceso al trabajo remunerado, a la capacitación y a la educación son parte de los muchos retos que deben enfrentar, por lo que considera necesario el desafío de empoderar a estas mujeres, por lo que exhortó al Congreso de la Unión a mantener el presupuesto destinado al campo, pues es ahí donde vive el 25% de la población total; además de que constituyen más de la mitad de la población rural femenina del país, cuya jornada de trabajo es de más de 12 horas dentro y fuera del hogar, esforzándose para proporcionar alimentación y subsistencia a sus familias, dedicándose además a las labores del hogar y al cuidado de los hijos.

Expresó que quienes inciden en la toma de decisiones, ya sea como representantes populares, agentes económicos o políticos, deben trabajar con perspectiva de género en el empoderamiento económico de las mujeres, ya sea en las del campo o de la ciudad, del medio urbano o rural, pues es la única forma de contribuir directamente a la igualdad, a la erradicación de la pobreza y al crecimiento económico inclusivo; y el primer paso es tratarse y reconocerse como iguales, dando resonancia a las voces y experiencias de las mujeres, haciendo realidad el compromiso con la creación de oportunidades.

Entre los datos duros que se dieron a conocer indicaron que la violencia hacia la mujer se viene cargando de generación en generación sobre todo en las sociedades rurales, pero estos los usos y costumbres no deben perdurar. En México, 13 millones de mujeres viven en comunidades rurales, de esa cifra, la cuarta parte de ellas viven en pobreza extrema. Informaron que de cada 100 mujeres rurales, 32 no tienen ingresos propios y su modo de vida es la subsistencia; las otras trabajan en el campo, pero ninguna de ellas son dueñas de las tierras que trabajan porque generalmente son heredadas a los hijos varones.

Las mujeres en el campo trabajan 89 horas a la semana aproximadamente, pero la diferencia con los hombres es que ellas trabajaron antes en su casa dejando la comida hecha y para llevar alimentos al campo; y después, nuevamente en su casa, para dar de comer a la familia. El 93 de cada 100 mujeres no cuenta con ningún tipo de seguridad social, pues los centros de salud, además de que son alejados, sufren discriminación por su vestimenta o por su aseo personal. Los tipos de violencia a la que se enfrentan las mujeres en el medio rural, principalmente es la violencia económica, cuando se les restringe para subsistir, pues las mujeres se creen incapaces de subsistir fuera de casa solas, por la desvalorización en la que se encuentran y prefieren permanecer dentro de ese círculo de violencia.

En el área urbana de los más de 2 millones de habitantes en la entidad, 1 millón 044 mil 936 son mujeres y el 78% viven en áreas urbanas; y violencia física y psicológica se transforma de diferentes maneras, como las violaciones, la trata de personas, el acoso sexual, tanto en los hogares como en las escuelas y en el trabajo. Anteriormente se registraba 26% de madres solteras en todo el estado, hoy ha subido el porcentaje a un 28% son mujeres que sostienen un hogar y que muchas veces se tienen que enfrentar al acoso, ha sido notorio el aumento en la proporción de mujeres víctimas de violencia, anteriormente era un 61%, hoy se incrementó a un 65%; aun cuando sí ha disminuido la violencia en la familia porque la pareja trabaja y aumenta el PIB, se puede ver todavía que las mujeres se enfrentan a dos o tres jornadas de trabajo, la laboral, el del hogar y el cuidado de los hijos. Por otra parte, el hecho de encontrarse con un mejor trabajo que el de los hombres es resultado de divorcios.

Así mismo, se habló de la violencia política y en la participación ciudadana, aun cuando Querétaro tiene el primer lugar a nivel nacional de participación política de la mujer, se tuvo que luchar ya que como en todos los estados existía la discriminación política, pues han pasado 53 años desde que la mujer apenas tuvo derecho al voto y ahora gracias a las acciones afirmativas, como las cuotas de género que partieron de ser un impulso para poder nivelar las cuestiones de desigualdad, basada en estereotipos y prejuicios, pues la participación política de las mujeres es un derecho universal que debe ser garantizado por el estado a todos los ciudadanos, sin distinción de género.

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